Los mercados operaron ayer con relativa estabilidad un día después de que el presidente, Mauricio Macri, anunció que acelerará la reducción del déficit fiscal, una condición evaluada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para concederle un crédito al país.
La Bolsa de Comercio de Buenos Aires logró un incremento de 0,46%; de esa manera, el índice Merval sumó su octava rueda consecutiva en alza y en lo que va de mayo acumula un incremento de 6%.
Mientras tanto, la cotización del dólar mantuvo la senda alcista al avanzar nueve centavos en el mercado minorista, donde cerró en $ 24,89 por unidad, mientras que en el segmento mayorista la divisa estadounidense se incrementó tres centavos, en $ 24,32.
Como una manera de mantener a rayas la cotización, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) tuvo que volver a ofrecer otros U$S 5.000 millones a $ 25 por dólar. Sin embargo, al cierre de la jornada, la entidad que preside Federico Sturzenegger informó que no registró intervención en el mercado cambiario.
“La ausencia del Central en la fecha indica la intención oficial de dejar que el mercado encuentre un precio de equilibrio sin interferencias de regulación en el contado”, dijo Gustavo Quintana de ABC Cambios.
La notoria oferta y demanda convalidó el volumen total operado de la jornada, que fue de U$S 900,8 millones, un 27,7% más que en la previa. “La oferta de la divisa provino de la exportación cerealera que sigue liquidando a bajos volúmenes y sólo por necesidad de pesos.
Los inversores ya han hecho sus negocios, y el miércoles tuvieron que depositar en pesos los importes por la licitación de Lebac”, resumió Fernando Izzo de ABC Cambios.
Al respecto de la situación cambiaria de los últimos días, el economista Ricardo Arriazu destacó que “todas las crisis argentinas estuvieron relacionadas con problemas de divisas”. Y agregó: “los dólares son la unidad de cuenta corriente de la Argentina, no por antipatriotas, sino porque el peso cambia de valor; pierde valor, no es confiable”.
Sin condiciones
Por su parte, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, en declaraciones a radio Continental, de Buenos Aires, aseguró ayer que el Gobierno irá al Fondo Monetario con un programa de gobierno, a defenderlo hasta las últimas consecuencias. En este sentido, el funcionario aseguró que el Gobierno argentino no dejará que el organismo internacional le imponga condiciones al país para otorgarle un crédito “stand by” como el que solicitó hace una semana, en Washington, su colega de Hacienda, Nicolás Dujovne.
“No estamos haciendo una negociación con el Fondo Monetario de espaldas a la sociedad, la estamos haciendo de cara a la sociedad”, añadió.
El ministro dijo que cualquier cosa que cambiara en los mercados internacionales, por ejemplo lo que está ocurriendo con la tasa de interés de los Estados Unidos, podía tener como consecuencia un shock más duro para nuestro país. “Además, ese shock externo nos agarró mal parados desde el punto de vista de la realidad política en la Argentina y en algunas cuestiones en términos de organización interna que tenemos que mejorar”, enfatizó.
El directorio ejecutivo del FMI se reunirá hoy para analizar el caso argentino, mientras continúa el diálogo entre los funcionarios argentinos y miembros del organismo en Washington para llegar a un acuerdo.
Fuentes oficiales destacaron el apoyo del organismo internacional a la política argentina de tipo de cambio flotante, cuyo nivel es determinado por el mercado “como un punto clave del marco de metas de inflación”.
Voceros del Palacio de Hacienda explicaron que el Fondo no establece un nivel particular del tipo de cambio como parte de un programa y, por ende, no hubo discusiones sobre ese tema.
Las negociaciones entre funcionarios argentinos y el FMI para concederle un auxilio financiero llevarán algunas semanas más, según indicaron fuentes de ambas partes.
Turbulencia superada
La Argentina, según Macri, ya superó la turbulencia cambiaria financiera que la aquejó en las últimas semanas y causó una fuerte devaluación del peso frente al dólar estadounidense.
Mientras negocia un auxilio financiero con el FMI, Macri se comprometió a trabajar para que la devaluación del peso no provoque un aumento de los precios de los productos básicos que consume la población.
Según datos oficiales, la inflación de abril alcanzó el 2,7% y de esta forma en los primeros cuatro meses del año se acumuló un 9,6%, casi dos tercios de la pauta del 15% que el Gobierno había fijado para todo este año.